No está

Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.

No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo...
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.

Hemos perdido aun este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.

Jorge Luis Borges

-Nena!, nena! que vas a hacer? te lleva hasta Gral Paz o no?

Escuchaba cómo lejana la voz ansiosa de la señora de la remisería.

Yo no estaba en éste mundo, sino en una dimensión paralela donde Pablo ya no era mío, donde Pablo me había gritado que no quería verme nunca más.

No hay peor dolor que el recuerdo de la felicidad perdida aunque en ese momento no existía en mi mente tal posibilidad.

-Si, si...- le contesté a la señora sin levantar la vista.

Absorta en el teclado de mi celular no recuerdo haber subido al auto destartalado. Marcaba una y otra vez el número de Pablo

"Hola, te comunicaste con el celular de Pablo Xxxx, por favor dejá tu mensaje y me comunicaré a la brevedad, gracias"

-Te molesta si prendo un cigarrillo?- le dije al conductor mientras escuchaba las quejas del motor y los ruidos sordos de la carrocería que no iba a durar muchos viajes más
-Todo bien flaquita, pero abrime la ventanilla que sino después no saco más el olor a pucho- me dijo con su voz ronca y nariz al parecer tapada porque en ese cacharro no había otro olor que no fuera a cigarrillo.

Con la mano temblorosa intenté abrir la ventana mientras con la otra sostenía el celular y presionaba remarcar freneticamente.

Tenía que haber un error, seguramente Agustín le había hecho ver las cosas de una manera que no eran reales, él tenía que escucharme, tanto amor y pasión no se podían esfumar en el aire.
Tenía que volver, explicarle, sino lo hacía en ese momento al otro día iba a ser tarde, no podía dejar que se quedara con una idea errónea

-Espere!- le grité al remisero- no quiero ir para allá, ahora necesito ir para el otro lado, al club de Campo Xxxx!-
-Decidite nena que no estoy para estar dando vueltas toda la noche...- se quejó el remisero
-Quiero ir para allá, me olvidé algo, necesito ir urgente, por favor! es importante!- supliqué

Una nueva luz de esperanza se presentaba ante mí, cuando me viera Pablo no iba a poder negarse a hablar conmigo y cuando le explicara iba a entender.
Me bajé en la entrada al country porque el auto tenía los papeles del seguro vencido y no lo dejaron ingresar.
Casi corrí hasta la casa por las callecitas arboladas y cuando llegué el nudo en mi estómago casi no me dejaba respirar.
Me hice paso entre la gente que a esa hora llenaba cada metro cuadrado de la casa. Cada paso miraba hacia los costados intentando encontrar a Pablo entre la multitud. Salí al jardín pero el fresco de la noche había empujado a todos adentro, no quedaba nadie en el exterior y las velitas de la pileta ya se habían consumido. Corrí de nuevo a la casa y subí a la planta alta pero no estaba en ninguna habitación. Desesperada fuí hasta la cocina y vi a uno del grupo de amigos que entraba con una bolsa con botellas

-Maxi! no viste a Pablo?
-No, hace un rato que no lo veo...debe estar con Agustín...
-No! Agustín se fue!
-Si? que raro...entonces no sé

Salí de la cocina y volví al estar, busqué y busqué pero no había caso, no lo veía

Encontré a otro amigo que bailaba sobre un sillón. Le tiré de la camisa para que me escuchara y bajó a los saltos evidentemente ebrio. Me abrazó cómo suelen hacer los borrachos y me dijo:

-Lu!!!!!!!!! amiiiiiiiiiiiiga!!! vení, bailá conmigo!!!!!
-Pará Ale, estoy buscando a Pablo, no lo viste?
-Pablito??? Nuestro Pablito? mi gran amigo Pablito?
-Si Ale! Pablo! sabés donde está?
-Mmmmm, si me das un besito te digo...
-Basta Ale! sabés o no?
-Uyyy que mala onda las minas de acá che!!!...se fue el guachito...nos dejó solos con la festichola! hace un rato laaaaaargo, está deprimido porque se casa, sabías que se casa?

Todo me daba vueltas y la música ensordecía. Salí cómo pude y me senté en el porche. Era imposible que eso estuviera pasando. Tenía que ser un sueño, no podía ser real y por primera vez en la noche toda la angustia salió de mi pecho y las lágrimas gruesas comenzaron a brotar por mis mejillas.


Una pareja que se iba se apiadó de mí y sin muchas explicaciónes les pedí si me podían llevar a Capital.
No quería ir a mi casa y me dejaron en el departamento de Caro.
Abrí con mis llaves y fuí hasta su cama. Tratando de no asustarla la desperté

-Lu! que pasó!- me dijo y me abrazó al ver mi llanto
-Lo perdí Caro!!! me quiero matar! lo perdí!!!