Lost

Pido mil disculpas, nos quedamos varados el domingo en el campo por la lluvia ,volvimos a la ciudad el lunes tarde y no tuve tiempo de escribir.
Acá vamos...
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Nunca me sentí tan perdida en mi vida. Perdida en todo sentido. Las consecuencias de mis actos se listaron en mi cabeza una por una en un microsegundo.

-Había perdido al amor de mi vida
-Había perdido mi trabajo
-Estaba sola en el medio de la nada sin saber a donde ir

El silencio de la noche me envolvía, pesado. Sólo escuchaba el run run de los autos al pasar a toda velocidad sobre mi cabeza.El cielo estaba despejado y la luna brillaba pero a pesar de eso las luces de la calle no llegaban a iluminar bien la vereda.

Estaba quieta, mirando al vacío casi sin pestañear. No podía creer lo que me estaba pasando, me sentía dentro de una película de terror.
Me senté en el umbral de una casa y posé mi cabeza sobre mis brazos y rodillas. No me quería mover, tal vez era un mal sueño y si esperaba quizás no iba a tardar en despertarme.

No podía pensar claramente, trataba de recordar las palabras de Agustín para analizar algún destello de esperanza pero no lo encontraba hasta que en un momento tuve una revelación. Agustín podía estar mintiendo. Tal vez al vernos a Pablo y a mí juntos había reaccionado de esa manera por celos, existía la posibilidad de que todo lo que me había dicho fuera mentira y que Pablo estuviera en ese instante buscándome o quizás , hasta ignoraba que yo me había ausentado de la fiesta.
Busqué frenéticamente el celular en mi cartera, feliz con mi lógica. Agustín no debía querer que lo llame a Pablo para que no me enterara de su mentira. Casi hasta sonreí pensando que no tenía los huevos suficientes para contarle al mejor amigo la verdad.

De los nervios marqué varias veces el número de Pablo que sabía de memoria. Sonó un rato largo y me atendió el contestador. Ese traspié no me iba a amedrentar, estaba segura de que todo había sido un invento y hasta me sentía una tonta por haberle creído al despechado de Agustín.

Llamé y llamé y llamé.
Pablo nunca contestó.

Me levanté de un salto y decidí moverme, no podía quedarme ahí. Mientras caminaba seguía intentando con el celular pero Pablo no contestaba. " No lo debe tener encima" pensaba "y si lo tiene con el ruido de la fiesta no lo debe escuchar"

No sé cuantas cuadras recorrí, pero ni la oscuridad, ni la noche, ni los bocinazos me sacaron de mis pensamientos. Pablo tenía que atender, era lo único que me importaba y cuando pudiera hablar con él le iba a explicar todo, le iba a contar lo que había pasado con Agustín y le iba a decir que lo amaba más que nada en el mundo. Que nada ni nadie se iban a interponer en nuestro camino. Sólo eramos él y yo.

Pude divisar a unos metros de distancia una luz y un cartel escrito a mano que decía "Remisería", apuré el paso con el celular en la oreja y toqué timbre.
Una señora de unos cincuenta años con pantuflas y anteojos vino a abrir la puerta de vidrio.

-Hola- le dije tratando de esbozar una sonrisa que le diera confianza- disculpe pero tendría algún auto para llevarme hasta Capital?- mi idea era irme a lo de Caro, necesitaba que alguien me escuchara, no quería ir a mi casa
-Mmm no sé, dejame preguntar- me cerró la puerta y fué a hablar con un hombre que estaba sentado leyendo el diario. Vi que le contestaba sin levantar la vista de su lectura y volvía la señora para informarme - mirá nena vas a tener que esperar porque ahora tenemos el Falcon pero no puede pasar la General Paz-

Ante mi desesperación le dije que me dejara en el límite, allí podía tomarme otra cosa. Mientras la señora de pantuflas iba a a confirmar el viaje con el señor del diario intenté otra vez comunicarme con Pablo y ésta vez tuve éxito. Al escuchar que la llamada era atendida y la música de fondo, lancé un suspiro y dije:

-Mi amor!!! por fin! necesito hablar con vos!!!

Y la respuesta no se hizo esperar

-No me llames nunca más Lucila, casi me cagás la vida, sos una hija de puta! te odio...olvidate de mi.
-Pablo! esperá!!! escuchame por favor!

No pude seguir hablando. Cortó.