Las idas y vueltas del amor

En otro momento me hubiera dado curiosidad saber que le pasaba a Sebastián, no lo hubiera dejado cortar, lo hubiera llamado hasta que me dijera cual era la pena que lo aquejaba y hubiera tratado de calmarlo y dejarlo tranquilo.

Ese momento ya no existía. Sebastián en ese presente ya era pasado. Dejé mi libro en la mesa de luz, apagué el velador y me dormí profundamente.

Al otro día me desperté y nevaba. Sin despertar a Sabrina me levanté y miré por las rendijas de la cortina hacia fuera. El vidrio estaba empañado y tuve que limpiarlo para poder ver bien. En el deck del exterior del hotel, sentado en una reposera estaba Agustín fumando un cigarrillo y hablando por celular. Su móvil era para él como una extensión de su brazo.

Decidí vestirme y salir también a fumar y disfrutar de los últimos días en el paraíso de la montaña. Me puse el equipo para la nieve, guantes y mi gorro con pompones rosa. El frío terminó por despertarme, ni bien salí mi respiración se convirtió en vapor blanco.

Me senté en la reposera al lado de Agustín que me hizo caras como que la conversación era un fastidio. Cerré los ojos y sentí los copitos de nieve en la cara. No me molestaba el frío, no había viento y estaba todo muy silencioso. Parecía que la vida pasaba en cámara lenta.

Agustín dejó de hablar y también se recostó en la reposera a terminar su cigarrillo.

-Todo bien Lu?-

-Mhmmm- dije sin abrir los ojos- disfrutando de los últimos momentos de paz-

-Si…la verdad que te desconectás acá…-

-Vos no parece que te desconectaras mucho, no paraste de laburar-

-Msi…pero salir de Buenos Aires y respirar otro aire hace bien, aunque sea laburo…-

-Es verdad…pero vos estás casado no? No extrañas a tu familia?-

-Ehhh, si…extraño mucho a Fran, mi hijo…-

Mientras buscaba mis anteojos de sol en mi cartera porque el reflejo de la nieve no me dejaba ver bien le dije

-Y tu mujer? Todo bien que te vayas tantos días? No se queja?-

Agustín le daba una pitada al cigarrillo y mirando hacia delante con una media sonrisa me respondió

-No estamos muy bien con mi mujer…, hace unos meses ya…-

-Oops, disculpá, no me quise meter- dije con un poco de vergüenza

-No, todo bien, es algo que ya tengo asumido…estuve pensando mucho y …tomé una decisión-

-Vos? Y no lo hablaste con ella?-

-No se puede hablar con ella, no me escucha, tiene su versión de las cosas y no se puede dialogar, ya fuimos a terapia, tratamos yéndonos de viaje, pero cuando no va no va…el amor también se termina-

-Si…es cierto- dije mirando a la nada pensativa- parece mentira no?-

-Que cosa?-

-Que amas a una persona con toda tu alma, sobre todas las cosas y un día ese sentimiento no existe más, es muy loco, no?-

-Si…igual no estoy seguro de alguna vez haber amado a mi mujer como vos decís-

-Y por qué te casaste?-

-Que se yo…se me vino encima, nos íbamos a ir a vivir juntos y de repente quedó embarazada de Fran y bueno…familia tradicionalista, no daba tener un hijo sin estar casados y pum! A los cinco meses me estaba casando y esperando un hijo-

-Que fuerte!-

-Si, no tuve mucho tiempo para pensar…y la verdad en el momento creía que estaba bien…pero ahora…creo que nos equivocamos…por eso te decía el otro día que me parecía mal lo que hacía Pablo, lo decía por experiencia-

Ni bien nombró a Pablo me puse incómoda, no quería hablar de él y quebrarme como el otro día, si quería superarlo tenía que sacarlo de mi mente las veces que fuera necesario, traté de cambiar de tema.

-Che , Agus, cambiando de tema, vamos a hacer una fiesta no? Para despedirnos de acá-

-Uy si! Con todos los quilombos ya me estaba olvidando…voy a llamar a Samanta para que se ocupe…-

-No! Esperá…me puedo ocupar yo?-

-Mmmsi…dale, si tenés ganas, pero mirá que de eso siempre se ocupa Samanta, cualquier cosa pedile ayuda a ella.-

-Dale, no te preocupes, va a salir buenísima!-