miércoles, 23 de junio de 2010

Elige tu propia aventura

Creo que todos en algún momento pensamos "y que hubiera pasado si...".

No existe lo correcto y lo incorrecto, sólo son normas humanas, pero pongamos que hay acciones que nos hacen sentir bien y otras que nos hacen sentir mal y allí radica el hecho de que lo que hicimos no era lo mejor.

Vamos a hacer un juego, voy a contar dos opciones de lo que pasó con Agustín y ahí ustedes decidirán que sucedió realmente, aunque cualquiera de las dos podrían haber sido, en ese momento, reflejos de mi forma de pensar y proceder


-Te gusta el vino que traje?- dijo Agustín mientras yo procedía a buscar un destapador
-Excelente!...no sé mucho de vinos pero éste parece de los buenos
-Ja!, y es así, tenés buena vista...querés que lo abra yo?- y estiró su mano
-Dale, así yo preparo los platos- le extendí la botella y me fuí a la cocina a colar las pastas

Agustín sirvió las copas grandes que había comprado hace unos días para disfrutar con Pablo ya que a él le encantaban, y me acercó una a mí

-Huele rico- me dijo mirando la salsa
-No te emociones, no soy tan buena cocinera
-Te puedo hacer una pregunta? no te enojes si?- dijo cuidadosamente
-No, dale, decime- me sequé las manos en repasador y me apoyé en la mesada mientras tomaba un poco de vino
-Sabés lo que me pasa con vos y me confunde un poco ésta situación...soy directo porque aunque un poco de histeriqueo siempre viene bien no tengo ganas de meterme con algo que no va para ninguna parte, podría hacerme el boludo y seguirte el juego, capaz hasta terminamos enroscados en la cama, pero eso lo puedo tener en cualquier parte...

Opción 1

Sus palabras me trajeron a la realidad, estaba jugando con él y ya en otra oportunidad no me había salido bien. Podía sacar muchas cosas buenas de esa amistad y estaba en un punto donde el camino equivocado me llevaría a desencadenar una bola de sucesos desafortunados
Apoyé mi copa en la mesada y miré para un costado

-Que estás pensando?- me dijo expectante
-Que no quiero joderte...nosotros...que se yo, empezamos mal, hicimos cosas que no deberíamos haber hecho y ahora tenemos la oportunidad de hacer las cosas bien
-Y eso que quiere decir?
-Que yo en este momento no busco una relación, estoy...- suspiré- tratando de encontrar la paz y no tengo intenciones de enquilombar mas mi vida, al contrario, debería tratar de desintoxicarme me entendés?
-La verdad, no mucho, sos complicada Lu...sabía que no tenía que preguntar nada- me con una media sonrisa irónica- me hubiera callado y capaz ya estábamos comiendo o tirados en el sillón, que boludo...
-Ja!...siempre igual...hagamos una cosa, empecemos tranqui si? no busquemos nada, conozcámonos de nuevo y digámonos siempre las cosas así...de frente
-Ok Señorita...como usted diga, estoy de acuerdo

Cenamos tranquilamente y se fue temprano porque era día de semana y al otro día ambos trabajábamos.

Opción 2

Dejé mi copa en la mesada y lo miré. Como en una computadora, millones de posibles desenlaces se me presentaron en un segundo. No sabía que hacer, estaba paralizada.
Como había llegado hasta ahí? que era lo que realmente quería?Me planteaba algo que yo no sabía responder. Por algo estaba ahí con él y me dió miedo darme cuenta de esas intenciones que hasta el momento se habían escondido profundamente en mi corazón.
El también dejó su copa y me miró seguro, intensamente, esperando un movimiento. No dijo nada y yo tampoco.
Se acercó sigiloso, como un gato que va a atrapar a un ratón y tanteando, casi hasta esperando que yo me negara me dió un beso con sus dedos enredados en mi pelo. Yo me dejé llevar y con el unico resto de razón que me quedaba decidí poner mi sistema en stand by.
Miento si digo que no quería, miento si digo que no disfruté cada caricia. No fué romántico, no fué delicado, no fué en la cama como él había tratado de vaticinar. Ahí mismo, parados, desesperados, buscándonos casi hasta agresivamente tuvimos el sexo con menos amor de mi vida pero terriblemente intenso y lleno de un deseo animal que solo Agustín pudo provocarme.

martes, 22 de junio de 2010

Sentido y Sensibilidad

Elinor descubría ahora la diferencia entre el temor de un hecho desagradable, por muy probable que la inteligencia lo considere, y la certitud del mismo.Ahora alcanzaba a ver que siempre había conservado en el fondo una cierta esperanza, ya que Edward estaba aún soltero, como si alguna cosa fuese a ocurrir y evitase el casamiento con Lucy; que tal vez una resolución suya, o la mediación de algún amigo, o algún partido mejor para Lucy, iban a mediar para proporcionarle la soñada aventura. Ahora, empero, estaba ya casado y Elinor se reprochaba a su corazón el haber seducido a su inteligencia con tan vanas ilusiones.
Jane Austen(1775-1817)
Sentido y Sensibilidad
He llegado a la conclusión que tengo el cerebro quemado por leer este tipo de libros pero me atrapa sobremanera las relaciones humanas de todos los tiempos. Jane Austen escribió el fragmento que copié arriba hace muchísimos años y si cambiara los nombres por los de mi vida no habría ninguna diferencia.
Nos unimos unos a otros como en una fina red donde cada hilo se conecta al otro sólidamente gracias a nuestras acciones y deseos y no se vuelven nunca a separar.
No sé hoy que hubiera pasado sino hubiera vuelto a buscar a Agustín, pero no hay vuelta a atrás, los hilos se unieron ya no se podían desatar.
No tenía una clara intención para mi proceder pero tampoco estaba, en ese entonces, arrepentida por haber vuelto a abrir la caja que había cerrado con rabia meses atrás.
"Está perfecto que recompongas tu relación con Agustín", pensaba, " es una persona que te puede abrir puertas y que te considera importante. Si Pablo no lo hace por qué negarse a entablar una amistad con alguien que si te estima"
Es increíble el poder de autoconvencimiento que tengo para esas cosas y no para quedarme tranquila si cerré o no la llave de gas.
Mantuve en secreto mi encuentro y mis posteriores comunicaciones con Agustín. No pretendía usarlo para dañar a Pablo, era más bien como una bocanada de aire, como un camino que podía si quería, transitar cuando se me ocurriera. No quiero llamarlo de ésta manera, pero no era otra cosa que un As en la manga.
Pero nada se mantiene inalterable en el tiempo, y los hilos de la red se unen implacables unos con otros segundo a segundo.
Seguía viendo a Pablo cuando podía inventar una excusa y cada reunión era un sueño para mí, el problema como siempre era cuando se iba y yo volvía a sumirme en mis sombras y a un enojo que crecía lentamente. No sé si porque Ella desconfiaba o instintivamente sentía algo, cada vez era mas frecuente que lo llamara porque necesitaba urgente algo o directamente que él no tuviera oportunidad de verme.
Una noche de esas que me dejó vestida y alborotada en mi casa esperándolo con una cena, en lugar de tirarme en la cama a llora,r como solía hacer, agarré mi teléfono sin pensar y lo llamé a Agustín que sin dudarlo aceptó mi invitación a comer unas pastas que había cocinado.
Sabía que estaba jugando con fuego y sabía el mensaje que estaba enviando pero no me importó, me estaba convirtiendo en algo detestable, donde Pablo era el indiscutido creador.
Agustín llegó una hora después, con una sonrisa y una botella de vino en la mano.

lunes, 14 de junio de 2010

Olvidar para seguir

-Lu, que sorpresa! a que se debe tu llamado?- Dijo Agustín divertido
-Me creerías si te dijera que todavía no sé muy bien?
-Jaja, si, te creo...espero que cuando sepas sea por algo bueno...- dijo y escuché de fondo sonido como de restaurant
-Estás ocupado?- dije dudando
-Estoy comiendo con unos amigos, pero decime
-Me gustaría hablar con vos
-Cuando quieras...te dije que te iba a esperar-dijo recordándome la última conversación que habíamos tenido en su oficina
-Ok, mañana, almorzamos...te parece bien?
-Listo, te llamo a éste número?
-Si, llamame.

Por qué? me pregunto hoy y sigo sin saber que responder. Llamarlo a Agustín fue un impulso totalmente instintivo, cómo si todo el dolor que había pasado no existiera.

Al otro día su llamado no se hizo esperar y a la hora nos hallábamos frente a frente en un restaurant chiquito pero con onda en pleno Palermo.

-Linda como siempre- me dijo con su habitual capacidad para el halago y no pude más que sonreir, siempre me había divertido, sus dotes natas de seductor
-Gracias...- contesté mirándolo escéptica

Llamó al mozo y después de pedir una pizza y unas gaseosas me dijo:


-Me sorpendió tu llamado, para bien obvio y me intriga muchísimo la causa-dijo tranquilo, tomando un pan de pizza que nos habían traído de aperitivo


-Que sabés de Pablo?- le tiré sin anestesia pero él ni se inmutó. Quería saber hasta donde sabía de mi relación secreta con el que se suponía, era su mejor amigo


-La verdad? no mucho,aunque creí haber hecho las paces con él después de lo que pasó la relación como que se enfrió, no sé...discutimos un par de veces por boludeces de trabajo y la última vez se exaltó tanto que me terminó diciendo que era un traidor, que no tenía códigos y no sé cuantas cosas más que no tenían nada que ver...creo que nunca me perdonó del todo, pero es problema de él...yo no me caliento más, la realidad es que la cagada se la mandó él, manejó mal la cosas...
-Y vos ayudaste bastante para que salieran mal Agustín, no te vengas a hacer ahora el santo
-No sé si tengo ganas de seguir con este tema Lucila, ya pasó bastante tiempo y cada uno siguió con sus vidas...si querías reunirte conmigo para hablar de ésto desde ya te digo que no me interesa- dijo con un evidente mal humor
-No, tenés razón, yo tampoco quiero seguir con ésto, pasado pisado
-Entonces?
-Te pregunté por Pablo porque no quería que tuvieran problemas de nuevo por mí
-Y por qué debería tenerlos? nadie se puede enojar porque nosotros charlamos pacíficamente mientras almorzamos
-No, es verdad, pero bueno...
-Me vas a decir entonces por qué querías verme?
-Ay Agustín! que insistente! necesita haber una razón? - dije tratando de safar- me di cuenta que en otras circunstancias podríamos haber sido buenos amigos y que todo el quilombo que pasamos nos hizo, que se yo...cortar algo copado, no me gusta estar enojada con la gente y arreglar mi relación con vos es un paso para estar mejor con mi vida
-Ok...digamos que me gusta lo que me decís y te lo tomo como válido
-Ja!, que ceremonioso
-Es que la autoayuda mucho no me llega, pero lo respeto
-Me parece bien
-Entonces todo ésto quiere decir que vamos a ser amigos y que, eventualmente podríamos ir al cine...a cenar...como amigos, obvio
-Si si, como amigos

Agustín es una persona totalmente compradora. Sabe venderse, sabe que decir en el momento justo y sabe como comportarse en cualquier situación. Me había olvidado lo fácil que era charlar con él y la pasé bien el tiempo que nos quedamos ahí.

Al dejarlo para volver a mi trabajo empecé a dudar de mis acciones. No estaba segura de qué quería lograr con todo eso y tenía el presentimiento de que si seguía con ese juego me iba a terminar quemando otra vez.
Había creído que solamente mi reunión con Agustín iba a sanar un poco mi ego roto, que iba a tener una carta que tirar cuando me sintiera dejada otra vez pero no era suficiente y me sentía una idiota por dejarme manejar como un títere mientras Pablo seguía con su vida cómo si nada.
No le hacía mal a nadie que yo siguiera viendo a Agustín alguna que otra vez, es más, me hacía bien a mí y hasta levantaba mi autoestima.

La memoria puede ser muy selectiva y ahora me convenía olvidar los agravios del pasado en provecho de mi torrentoso presente.

martes, 8 de junio de 2010

El lado oscuro

"Me estás jodiendo?"

"Se puede ser tan garca?"

"Te lo dije"

"No llores, no se lo merece"

"Pensá Lucila, pensá, no te enredes en algo que no existe...está en tu imaginación"

"Despertate por favor!"

"No puedo ver que te destruyas de ésta manera...la verdad que no te conozco"

"Nunca te imaginé como una mujer tan inocente, siempre pensé que eras tan centrada, tan terrenal y mirate ahora"



No era mi peor enemigo el que me tiró éstas frases sin anestesia.

Está bien ser tan crudo cuando la otra persona está desbastada? A mi no me sale, siempre trato de ponerme en el lugar del otro pero con Caro es diferente y está bien, acepto que ella es así y me dice las cosas porque sufre por mí.
Ella no podía entender cómo había dejado que Pablo me dejara como una bolsa olvidada en aeroparque y yo realmente, aunque buscaba excusarlo no podía evitar sentirme dejada, empujada hacia un lado, y lo peor era que no podía quejarme, yo sabía como era la situación y había aceptado entrar en el juego.

Realmente estaba dolida y tenía un remolino de emociones dentro mío. Desilusión, enojo con él y conmigo, con la vida en general, angustia, envidia, nada bueno.

Me hice la superada, especialmente adelante de Caro que era la única que sabía mi historia de pe a pa. Le dije que no hiciera tanto escándalo, que si él había tenido que hacer eso era porque no había tenido opción y que yo igualmente no tomaba, después de tanto tiempo, la relación en serio.
Quería creerme realmente lo que le explicaba pero no muy en el fondo sabía que no era cierto.
Le prometí que cómo, me había quedado y ya había pedido los días en el trabajo me iba a poner manos a la obra para buscar un buen lugar para ir juntas a estudiar decoración de interiores. Nunca se había dado la oportunidad, pero siempre habíamos tenido ganas de emprender algún proyecto y ser socias.

Esa semana viví vidas paralelas, cuando estaba con gente me mostraba activa, feliz, con el mundo en la palma de la mano y cuando estaba sola en mi casa lloraba y me amargaba con cada recuerdo que tenía de Pablo.

Me prometí a mi misma no llamarlo, no demostrarle lo que sentía y cree una coraza que me iría a envolver por mucho tiempo. Me convertí poco a poco sin darme cuenta en un objeto inerte, sin sentimientos.

Pablo volvió de Tucumán y sin esperar un instante fue a verme a mi casa. Cómo si hubiera regalado mi alma le dije que no estaba enojada, que no me importaba lo que había pasado pero que me había jodido que me hubiera cancelado los planes a último momento ya que tenía un trabajo y una vida aparte de él.
Creo que no esperaba a oír eso, sino una catarata de reproches y lágrimas y su cara fue de desconcierto por mi frialdad.
Me abrazó pero no le correspondí.

Antes de irse me preguntó si al otro día podía venir a verme con más tiempo pero permanecí callada mirándolo cómo un robot. Fue en ese momento cuando una nube negra comenzó a colmar mi corazón y a sellar sus rajaduras. Una idea oscura se me instaló en la cabeza y le dije que no sabía, que cualquier cosa hablábamos pero que tenía planes.
Él me miró sin entender pero no dijo nada, me besó con un beso suave y se fué.

Después de cerrar la puerta, como una autómata, caminé hasta el teléfono e hice una de las tantas cosas de las que me arrepiento en la vida... lo llamé a Agustín.

jueves, 3 de junio de 2010

Es tan corta la felicidad

El lunes once de la mañana debía estar en aeroparque.

Me desperté contenta, los viajes siempre me alegran la vida. Estar lejos con la persona que amaba me abría un mundo de posibilidades.

No había vuelto a hablar con él después que estuvo esa tarde en mi casa, me había enviado un mail con los datos del vuelo y el ticket electrónico de mi pasaje.

Una semana entera con él y aunque debía trabajar algunos días, la sensación de pertenencia no me quitaba la ilusión de tenerlo sólo para mí.

Puse en un bolso que había comprado para la ocasión, prendas que también había comprado para la ocasión, un conjunto de ropa interior que le iba a encantar, un vestido para salir, un libro para pasar el tiempo cuando él no estuviera conmigo, la cámara de fotos para inmortalizar el momento y otras cositas necesarias e innecesarias a la vez.

Caro por supuesto no estaba de acuerdo con lo que estaba haciendo, me lo había hecho saber la noche anterior con palabras duras que no lograron traspasar mi inquebrantable determinación.

Estaba feliz y nadie iba a cambiar eso.

Cuando uno está feliz ve todo claro, transparente. El futuro es hermoso y los proyectos y ganas brotan como de un manantial. Había decidido cuando volviera del viaje que iba a ir a averiguar para empezar a estudiar una nueva profesión. Siempre me había gustado la decoración, los muebles, la organización y cómo no me sentía preparada para seguir estudiando abogacía, carrera a la que había sido gentilmente empujada por mi progenitor, me ilusionaba la idea de girar para ese lado. Caro se había entusiasmado también con esa perspectiva, volátil como siempre para esos menesteres, por lo que nos propusimos empezar cuanto antes.

El radio taxi llegó en punto. Pensé en llamarlo para comentarle que estaba saliendo pero me dió temor meter la pata. Si había algún problema él se iba a comunicar conmigo.

Llegué temprano y tranquila hice el check in en el mostrador. Cada tanto miraba a mi alrededor para ver si lo veía llegar.
Me senté a tomar un café y a mirar pasar la gente. Familias enteras despidiendose, hombres en traje y sólo con un maletín en la mano mirando el reloj, adolescentes cantando.

Después de una hora y ya impaciente, dudando que estuviera allí y no me hubiera visto decidí llamarlo al celular. Al tercer llamado me atendió.

-Lu!
-Pablo, donde estás?
-Justo te iba a llamar...
-Te falta mucho?
-Lu, estoy en aeroparque pero...no podemos ir juntos
-Que???
-Que no podés venir, después te explico, por favor disculpame, pero no puedo seguir hablando...
-Pablo? es una joda? estoy acá hace dos horas! no me podías avisar? que pasó!
-Es que...ahora estoy en el baño de hombres, Mechi está afuera...no pude evitarlo, va a venir conmigo
-Pablo, decime por favor que me estás cargando...
-Te juro que no pude, fué a último momento...entendeme, después te explico bien, por favor no te enojes
-...
-Lu! por favor!
-No Pablo! no te entiendo y no me interesa que me expliques...nada, pero nada de lo que me digas me va a servir
-Lucila, sabés cuál es mi situación! no hay nada que hubiera querido más que estar con vos pero me fué imposible, te prometo que cuando vuelva hablamos bien y te cuento por qué tuve que hacer ésto
-No Pablo, basta! ésto fué lo último que me hacés, no me lo merezco
-Lu...ya sé, perdoname por favor
-Chau Pablo
-Lucila!
-....