Ya no somos los mismos

-Genial!- dijo Amalia y se fue a comunicarle a Rita, la empleada que pusiera un lugar más en la mesa, adoraba ser anfitriona, creo que se sentía un poquito como Mirta Legrand.

-Lucila, me parece que no entendiste lo que acabo de decir- Me dijo Sebastián como advirtiendome, tratando que cambiara de opinión.
-Entendí perfectamente, pero no puedo rechazarle una invitación tan linda a tu mamá no?, no soy una mal educada!- dije tomando mi cartera para salir del estudio.
-Lucila! Por favor!, no armes mas líos, andá para tu casa, cuando vuelva de México hablamos mas tranquilos-
-No, me quedo a tomar el té…si querÉs quedate acá a esperar a Sara Key, yo me voy a sentar un ratito al jardín que hay un solcito re lindo-

Di media vuelta con una sonrisa triunfadora y me fui.

Cuando llegué al jardín me senté en una reposera de madera junto a la pileta y me prendí un cigarrillo. Era un día fresco pero al sol estaba agradable. Recostada ahí, recordé los momentos que había pasado con Sebastián en la pileta nadando, jugando, escondiéndonos, besándonos. Es raro cuando recordás cosas que tenías muy guardadas en la memoria. Sentía como que habían pasado muchísimos años de esos momentos. Definitivamente ya no éramos los mismos.
Me acordé del poema de Neruda:

….La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise!
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro.
Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro.
Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido…

Siempre me gustó ese poema y ahora venía a mi mente tan claro, tan real, tan verdadero, tan revelador.

No sé como había llegado, después de tanto amor, a esa situación, esperando a mi contrincante, para pelear que?, el amor de Sebastián? Si ya no estaba segura de quererlo.
No sabía muy bien que hacer cuando llegara Natalia, pero sabía que me tenía que quedar.

Mi celular volvió a sonar, dudé pero no podía seguir negándome a hablar con él.

-Pablo…-
-Lu!, al fin!-
-Como estás?-
-Mal…no quería que las cosas terminaran así…, disculpame-
-No Pabli, disculpame vos…, me dejé llevar, no debería haberte planteado lo que te planteé, soy una boluda, yo sé cual es tu situación y no quiero generar problemas, ni a vos ni a tu novia-
-Lu, quiero hablar con vos…te quiero explicar…-
-Pablo, es muy difícil esto para mi…te veo y me da una angustia terrible, no sé si nos conviene seguir viendonos-
-Lu, mañana vuelve Mechi, juntemonos en un bar y te cuento todo, por favor!-
-Que me tenés que contar?, no sé si quiero escuchar…Pablo, me estás empujando al infierno, esto está mal, no sé si voy a tener fuerzas para seguir…-
-Escuchame, nada mas…-

En eso siento una mano en mi hombro.

-Señorita Lucila, ya pueden pasar a la mesa…-
-Gracias Rita, ya voy…-

-Te dejo Pablo, después te llamo y vemos.-
-Ok…beso-

Apagué el cigarrillo en el borde de la pileta y emprendí mi camino hacia el comedor.

SHOWTIME!