Vivir y dejar morir

Hubo pocas veces que me sentí orgullosa de mì misma y ésta fue una de esas.

No era algo bueno lo que había hecho, al contrario, había mentido, pero dicen que la venganza es dulce y puedo asegurar que así es.

No estuve mucho tiempo más en la casa de Sebas, terminé de tomar mi té, pedí disculpas y me fui.
Natalia había vuelto del baño y no había abierto la boca, supongo que estaba shockeada y yo ponía cara de circunstancia.

La verdad es que no tenía nada que hacer con mi mamá, no tenía que ir a la casa de mi abuela, pero ya no quería estar ahí, había cumplido mi cometido.
Ya no me importaba que se fueran juntos a México, tampoco me importaba que pasara algo entre ellos. Sebastián me defraudaba cada día más. Si él quería esperar hasta su regreso para terminar conmigo, allá él, yo por mi parte ya había terminado todo.

No estaba triste, mi sensación era de vacío, era como que tenía un lugar enorme que llenar, tiempos que llenar, más que nada en mi cerebro.

Cuando estás con alguien tu vida gira en torno a esa persona, todo lo que pensás lo medís con la vara del otro.

“A Sebastián le gustará esto?”
“Sebas querrá venir al cumple de X?”
“Le tengo que contar tal cosa a Sebastián”

Todavía no sentía su ausencia, pero la iba a sentir, de eso estaba segura. Sebastián había tenido una presencia fuerte los últimos años de mi vida, no iba a ser tan fácil borrarlo.

Por otro lado estaba Pablo y su llamado, quería encontrarse conmigo para explicarme su situación..

Yo tenía muchas ganas de verlo pero al instante me acordaba que no podía ser y me sentía mal.
Me acordaba de su beso en el garage y me recorría un impulso eléctrico por todo el cuerpo. Era una sensación irrefrenable, que no podía controlar. No era lógica, mi cuerpo reaccionaba con su recuerdo y a pesar de ser un sentimiento increíble me daba mucha bronca que me estuviera pasando.

Hay gente que se enamora y es correspondida y puede vivir su vida libremente con la persona que ama, por que yo me había enamorado de esa manera de alguien que no me podía dar nada?

Había quedado con Pablo en llamarlo y vernos esa noche pero no estaba segura de querer ir.

Para qué? Para alargar la agonía?
Para sentir una vez mas todo lo que no iba a poder tener nunca?
De que me servía que me explicara el por qué del impedimento a nuestro amor?

No era justo para nadie y no servía para nada.

Éste era mi momento para dejar todo atrás, para empezar de nuevo.

Con un dolor terrible apagué mi celular; para qué seguir sufriendo por algo que estaba muerto desde el principio.

Si estuvieran condenados a muerte y no hubiera marcha atrás, no les gustaría terminar cuanto antes con el suplicio de la esperanza?

Esa fue mi decisión, dejar morir cuanto antes mi vida anterior y empezar una nueva, sin Sebastián y sin Pablo.