Lo mio es mio y lo tuyo es mio

No sabía que intención tenía Samanta pero me venía perfecto irme unos días de Buenos Aires. Seguramente me iba a divertir e iba a poder olvidar un poco mis problemas amorosos.

El domingo temprano nos encontramos todos los que íbamos en el aeroparque.
No conocía casi a nadie por lo que me paré a un costado esperando a Samanta.
Éramos toda gente joven, que mas que a trabajar parecía que nos íbamos de viaje de egresados.

Se suponía que un grupo ya estaba allá hace unos días y que otro grupo salía el martes. No entendía muy bien para que necesitaban tanta gente y mas que nada para qué me iban a necesitar a mí, pero no me importaba, algo seguramente iba a encontrar para hacer.

Me compré un café y me senté a esperar que me dijeran para donde ir, al rato veo venir a Samanta que llegaba tarde, saludó a todos y después me vino a saludar a mí que estaba más alejada.

-Que hacés Lu acá sentada? Vení que te presento a los chicos!-
Fui con ella y me presentó uno por uno.

Rodrigo, su próxima victima, era un chico bastante pintón pero no era de mi tipo, también se lo veía bastante cancherito, muy seguro de si mismo, a este tipo de hombre ya lo reconocía a km de distancia, Sebastián era uno de ellos.

También estaban Mariano y Cristian, del sector de creativos, que me resultaron muy simpáticos, por supuesto también estaba Marcelo organizando, Sabrina y Romina.
Las chicas se suponía que éramos todas asistentes, pero estoy segura que nos habían llevado para no aburrirse.

Nos quedamos un rato haciendo tiempo hasta que llegó Marcelo con los pasajes, nos reunió a todos, nos entregó los papeles y nos dijo que la producción estaba distribuida en tres hoteles, que cuando llegáramos allá nos iban a llevar según las tareas que teníamos que hacer cada uno, también nos dijo que el martes viajaban los jefes pero que Agustín ya estaba en Mendoza para esperarnos.

La sola mención de Agustín me hizo recordar a Pablo, sabría algo de lo que había pasado? Era su mejor amigo, aunque los hombres no son tan abiertos a contar sus problemas como nosotras.

Traté de olvidarme del tema, seguramente Agustín, con todo lo que tenía que hacer ni se iba a preocupar por las andadas de sus amigos.

El viaje fue muy entretenido, pude empezar a conocer un poco a mis compañeros, Marcelo era un pan de Dios y al pobre se le notaba que estaba loco por Samanta aunque ella no le prestaba ni una pisca de atención. Romina solo hablaba boludeces, contaba que había conocido la noche anterior a un empresario que le había prometido llevarla a navegar en su barco. Sabrina casi no hablaba, leía un libro y por lo que contó dijo que estaba muy de novia con un chico que había conocido en acción católica. Cristian era un chico recién recibido que estaba haciendo una pasantía en la empresa, se había peleado con la novia por el viaje y no dejaba de hablar de ella. Mariano solo hacía chistes y por último Samanta no dejaba de tirarle onda a Rodrigo.

Había solo un problema, Rodrigo no dejaba de mirarme y hacerme comentarios en doble sentido. Con una sonrisa y un chiste siempre esquivaba sus dardos pero no quería tener nada pero nada que ver con él, primero porque no me gustaba, segundo porque ya tenía bastantes problemas y tercero porque no quería tener líos con Samanta.

Cuando llegamos al aeropuerto de Mendoza bajé primero y les avisé que iba a ir al baño que nos encontrábamos en unos minutos en el hall central. Samanta me alcanzó y me dijo que también venía.

Cuando entramos al baño y me paré enfrente del espejo para arreglarme Samanta se paró al lado mío, se apoyó en la mesada de mármol con los brazos cruzados y me dijo:

-Che, Lu, de onda…no te ofendas con lo que te voy a decir…pero Rodri es mío OK? Está todo bien con vos pero te le acercás y va a estar todo mál sabés? Y sino que te cuenten que le pasó a Laura de sistemas…-

Agarró con una sonrisa su bolso y se fue.