domingo, 31 de octubre de 2010

Sabés....

Lo conozco.
Sé que estaba pensando y fué por eso que me estremecí. La sangre me subió a la cara como un volcán y no pude ocultar mi turbación.

Sin prestar atención a la persona que tenía al lado se acercó sin quitar sus ojos de los míos.

Como no me dí cuenta? como no se me ocurrió que era lo más probable en el mundo encontrármelo en un lugar así? como explicarle?

Instintivamente miré hacia mi costado para buscar a Agustín, no podía verme con él.

-Que hacés acá?-me dijo acercándose tanto que pude sentir el calor de su cara junto a la mía

Lo miré con la mente en blanco, no había excusas que afloraran a mi mente. Sobre su hombro vi a Agustín que hablaba con un grupito de snobs.

-Vení, vamos para afuera que quiero tomar un poco de aire- le dije tomándolo de la mano y arrastrándolo hacia un patio bastante alejado.

-Que casualidad, no?- le dije apoyándome sobre la reja de una ventana dando la espalda al salón principal.
Sólo dos parejas nos acompañaban pero ninguna de las dos parecían prestarnos atención.

Busqué un encendedor para prender un cigarrillo intentando disimular el temblor de mi mano pero él me lo sacó de la boca y lo tiró a un cantero que tenía a su lado.

-Sabés que no me gusta que fumes- repitió como tantas otras veces

Lo miré desafiante, con todo el rencor que ese tiempo había acumulado en el pecho.

-Y por qué pensás que me importa lo que a vos te gusta?- le dije conteniendo la ira que amenazaba con estallar

Me miró sin inmutarse y casi en el tiempo que dura un pestañeo se acercó y me besó cómo sólo él sabía hacerlo. No pude evitarlo, no pude esquivarlo ni separarme. Ahí era donde yo hubiera querido vivir toda mi vida, en sus brazos, en su boca.

-No puedo estar lejos tuyo Lucila, te juro que no puedo- me dijo a un centímetro de mis labios

Volvió a besarme y un torbellino de emociones me envolvió como antes, como siempre.
Me separé despacio con mi mano sobre su pecho y me senté en el cantero buscando de nuevo el encendedor y mis cigarrillos pero me quedé a medio camino cuando tuve que tapar mi cara porque las lágrimas comenzaban a brotar profusas sobre mis mejillas.

-No puedo Pablo...te das cuenta que me estás matando?- le dije sin mirarlo
-Te extraño Lucila- dijo sentándose a mi lado- no respondés mis llamados, mis mails...después pienso que está bien, que es mejor, pero te vuelvo a ver y...
-Vos solo me hacés sufrir entendes?
-Te pensas que yo no sufro? que te quiero joder? no hay un día que no piense en vos
-Vos elegiste Pablo y no precisamente a mi
-Siempre te elijo a vos pero sabés que no es fácil...
-Ay Pablo!
-Pará...no quiero seguir hablando acá, vayamos para tu casa, hablemos tranquilos
-No puedo
-Por qué?
-....
-Que pasa Lucila?...
-...
-Estás con alguien???