jueves, 29 de abril de 2010

Querer y no querer

Todos tenemos un beso que nos queda grabado a fuego

Es un beso que nos hace temblar desde la punta del pie hasta la cabeza. Es una sensación única y creo que puedo aseverar que irrepetible.
Es llenar los vacíos, sentirnos llenos casi hasta estallar.
Es como un big bang personal.

Cuando empecé a escribir ésta entrada, antes de decir algo que tal vez pudiera no ser cierto, recordé distintos besos, con otros y con Pablo. Me acordé del beso en la cochera de su edificio, tan confuso, tan lleno de miedos, que no pude dejarme llevar por la catarata de sensaciones que podría experimentar.
Después resurgió en mi mente el beso en su casa, tan esperado, tan físico, casi animal, el que terminó de sellar nuestro amor y que nos permitió estar juntos antes de que sucedieran los hechos que nos hicieron terminar.

Pero éste, el de ahora, no era igual a los demás. Mi mente y mi alma ya no me pertenecían, todo era tan irreal. Flotaba, estoy segura que flotaba.

No había ruidos, ni frío ni calor, sólo luz.

No sé si alguna vez les pasó de no poder separar sus labios de los de otra persona y necesitar seguir y seguir como si de eso dependiera vivir.

Si lo soltaba, si dejaba que parara ya no íbamos a ser uno y yo iba a volver a ser yo, sola, parada en la vereda con mi pasado y sin futuro.

Con su frente apoyada en la mía y con los ojos cerrados, cada tanto me decía que me amaba y yo repetía como un mantra que no me deje otra vez.

En un segundo estábamos en su auto y en el siguiente en mi casa. Su teléfono y el mío sonaban alternadamente esperando una respuesta que no pensábamos dar.
Aunque muchas mas veces de las que hubiera querido una sombra de culpa velaba mi mirada, recordándome la realidad, nos arrancamos mutuamente la ropa sin decir palabra, como siempre y como nunca, sin llegar a la cama.

Demasiada distancia para algo tan urgente.

Su perfume y su piel me inundaban completamente mientras acariciaba su cuello y sus hombros pensando que no tenía opción, no había fuerza en el universo que evitara lo que nos pasaba el uno con el otro.

Tuvimos la necesidad irrefrenable de ser uno y con desesperación explotamos a la vez como muy pocas veces me pasó en la vida.

Con el asombro que sucede a la sorpresa nos miramos a los ojos agitados, sin entender, casi como despertando.

Permanecimos abrazados, los dos tratando de no romper la burbuja en donde nos habíamos escondido.
Pero como siempre, nada es eterno y los momentos felices son cortos y escasos.

Con un beso en mi frente Pablo se incorporó. Sentado apoyó sus codos en sus rodillas, agachó su cabeza tomándola entre sus manos y dijo:

- Y ahora...que hacemos?

viernes, 23 de abril de 2010

Una larga conversación (III)

La conversación había entrado en un punto crítico.

Se sentía en el aire la electricidad entre nosotros. Ambos sabíamos el por qué de nuestra reunión pero un límite fino como un cabello, casi imperceptible separaba la realidad de un desastre de tamañas proporciones.

Casi no pude comer, jugaba con el tenedor y cada tanto levantaba la vista para ver si él me estaba mirando.

Su frase me quedó picando en la cabeza. Entendí su situación y por lo mismo no pude responderle.
No podía obligarlo a elegirme porque el enunciado mismo de la oración era semanticamente imposible.

Creo que un espectador ajeno a la historia debía pensar que eramos dos estatuas sentadas una frente a otra. La situación nos paralizaba pero ninguno quería dejar por finalizada la charla.

Tomé aire, un poco de agua y fuerzas y al fin pude romper el silencio que nos rodeaba.

-Me mata estar así Pablo...no sé que hacer...no puedo prometerte nada, no sé que va a pasar pero quiero que sepas que lo que siento por vos no lo sentí nunca por nadie y aunque me duela en lo mas profundo del alma voy a aceptar lo que decidas

Le estaba abriendo la puerta, trataba que entendiera que yo estaba para él pero no quería ser la que rompiera su mundo, él debía estar convencido de la decisión que tomara.

Él me miró preocupado, suspiró y se recostó sobre el respaldo de su asiento mirando a la ventana.

-Sé lo que debo hacer...pero no es lo que deseo hacer- me dijo sin mirarme
-No sé si está bien que diga ésto, pero uno no puede vivir haciendo lo que se supone que debe por una cuestión totalmente moral y arruinar su vida.- dije un poco mas explicita de lo que hubiera querido
-Soy responsable de mis actos Lucila...no soy un pendejo, tengo que hacerme cargo- dijo con angustia en su voz

Lo que en un principio se me había figurado como una luz de esperanza se me escurrió de las manos como agua.
Me entristecí. En un segundo me di cuenta que la barrera que nos separaba era en ese momento irrompible. Evidentemente él estaba presionado por una fuerza interior que no sabía manejar pero su cabeza lo frenaba como una represa.

Juntos, ahí sentados estabamos sufriendo a la par. Tan cerca pero tan lejos.

-No da que sigamos con esta conversación- dije mientras dejaba mi servilleta sobre la mesa y buscaba mi billetera para pagar mi parte
-No...- me dijo totalmente abatido. Parecía como si un camión lo hubiera chocado de frente- dejá, no te preocupes, yo pago...

Me levanté sin pensarlo dos segundos, lo saludé con un beso en la mejilla y me fuí lo mas rápido que pude.
No íba a poder contener mas las lágrimas que se agolpaban en mis ojos para salir.

Ni bien salí del restaurant me dolía la garganta de contener el llanto. Caminaba pensando que había hecho mal en volver a verlo, que no iba a poder borrar de mis retinas su imagen.
Por qué no puedo tenerlo? me preguntaba enojada con la vida, por que?
Me dolía la idea de no poder estar con la única persona con la que deseaba estar en el mundo.

No había hecho media cuadra cuando siento que me llaman. Me doy vuelta y lo veo venir casi corriendo.
Se paró en frente mío muy cerca, me tomó la cara entre sus manos y agitado me dijo:

-No puedo volver a perderte...

Y me besó ahí mismo, en la calle.

viernes, 16 de abril de 2010

Una larga larga conversación (II)

Yo lo miraba expectante. Quería que siguiera hablando, quería entender que le pasaba por la cabeza.
Estaba completamente segura que él todavía sentía cosas por mí, aunque no lo había dicho directamente.

Tal vez Pablo todavía no tenía las cosas tan claras en ese momento, se lo notaba confundido pero algo más fuerte lo había llevado después de su constante desilusión, a encontrarse conmigo.

Puedo resultar arrogante dando por sentado su amor por mí justo cuando estaba pasando por esa situación, pero me amparo en el conocimiento del futuro y en mis sentimientos de ese instante.

Traté de no cortar su monologo y acotar cuando fuera necesaria una palabra para que el siguiera.

Un egoísmo basado puramente en mi obsesión por ese hombre no me dejaba pensar en su mujer y cuando él la nombraba solo la veía como un obstáculo para alcanzar mi deseo máximo. Por supuesto le daba la razón en cada una de las explicaciones que él me daba y me ponía de su lado cuando planteaba las causas de una discusión.

Estaba ciega. Entregada. Y si me hubiera dicho en ese instante que desapareciéramos juntos del universo me hubiera levantado de un salto y de su mano me hubiera ido.

-Vos crees que tiene razón Lu? está bien que ella decida cuando debemos formar una familia?

Me moví en mi asiento nerviosa y corrí mi pelo detrás de mis orejas sin mirarlo, buscando una respuesta que me incomodaba

-Pablo...no sé si quiero opinar sobre este tema...
-Tenés razón, no debería meterte en esto
-Es que...yo no soy tu amiga Pablo, nos estamos haciendo los boludos pero los dos sabemos que estamos caminando por un precipicio
-Y vos por qué estas acá Lucila?...me dijiste que vos sabías por qué habías venido
-No sé si da que lo ponga en palabras Pablo, no me hagas decirte algo que cuando lo diga no hay marcha atrás
-Es que me gustaría saber que te pasa a vos, Lu...por ahí así puedo darme cuenta que me pasa a mi
-La verdad no sé si va a servir de algo que te lo diga...
-Que te da miedo?
-No sé...abrirme y volver a darme la cabeza contra la pared
-Yo no quiero lastimarte Lu
-Entonces no me hagas decir algo que ya sabés...
-...
-Que pensás?
-En que con cualquier decisión que tome voy a perder

Una larga larga conversación (I)

Inspirar, respirar.
Inspirar,respirar.
Inspirar,respirar.

Era en lo único en que podía pensar esa mañana.
No había pegado un ojo en toda la noche.
Que iba a decir.Como lo iba a mirar.Que me podía llegar a decir él. Que podía contestar. Que era lo que realmente quería. Hasta donde iba a llegar con todo eso.Que tan real era nuestro amor.Estaba haciendo bien?

Como un zombi sentada en mi escritorio lo único que podía hacer era mirar el reloj.Ya no me quedaban casi uñas, aunque había tratado de dejarlas crecer y estaban ya en buena condición y pintadas por la manicura no pude evitar arrancarmelas una a una.

Llegada la hora, tomé aire profundamente y dando vagas explicaciones salí del estudio donde trabajaba. Le había dejado un mensaje en el contestador con la dirección a Pablo. Cuando salí a la calle ya estaba esperándome en el auto. Me subí y su perfume me invadió. Estaba a su lado otra vez...

Casi sin hablar fuimos hasta un restaurant que él conocía.Yo seguía nerviosa y no podía sostenerle la mirada

-Es raro no?- me dijo supongo intentando romper el hielo mientras ponía la servilleta sobre sus piernas
-Si...no pensé que íbamos a volver a estar así...charlando, no sé
-Yo siempre quise hablar con vos...después no te pude volver a ubicar y bueno, entendí que no debías querer verme, y está bien...me pareció bien...

El mozo trajo las cartas y nos pusimos cada uno a leerla, tratando de parecer relajados pero cada uno sumido en sus pensamientos.

-Estás distinta...- me dijo cuando el mozo se fue con los pedidos.
-Si? en qué?
-No sé...pero no me des bola
-Capaz sos vos el que me mira distinto...vos definitivamente no sos el mismo
-No, creo que ahora soy menos iluso- me dijo con un dejo de ironía
-Me imagino por qué me lo decís
-No...disculpame...no quise...no estamos acá para seguir recriminandonos cosas
-Y por qué estamos acá?- dije desafiante
-Para hacer las paces...o por lo menos yo necesito hacer las paces con vos, para reconciliarme conmigo mismo
-Pareces un libro de autoayuda...- le dije y los dos nos reímos
-No en serio- me dijo volviendo al tema- vos sos alguien especial para mí y no quiero lastimarte, voy a estar mas tranquilo sabiendo que no me odias
-No te odio
-Ok...yo tampoco
-...
-...
-...
-Te quedaste callada...que pensás?- me dijo buscando mi mirada
-Pienso que no entiendo muy bien por qué estamos acá
-...
-Yo sé por qué estoy acá en realidad...pero me parece que vos todavía no sabés muy bien por qué estás acá
-Mirá Lu...no te voy a mentir...pasé por muchos estados de ánimo desde que todo pasó...bronca, enojo, dolor, tristeza... pero al día de hoy ya no tengo nada de eso y a veces pienso...que se yo...que hay algo...
-Si...hay algo...
-A veces creo que soy un boludo, un forro y que me tengo que dejar de pensar pelotudeces pero no sé como hacer...te juro que estoy super confundido y me odio a mi mismo
-Por qué estás confundido?
-A ver...como te explico...yo estoy casado
-Si ya sé
-Bueno, y yo elegí casarme con esa persona, estaba convencido, no fué una ilusión...después te conocí a vos y todo se me dió vuelta, todo entendés? yo me dí vuelta como un guante, ya no pensaba como había pensado toda mi vida, después con lo que pasó creí que había sido un boludo y más que nunca estuve convencido que habías sido un error y que manejaba mi vida otra vez.

Yo lo miraba sin decir palabra.

-Después de un tiempo las cosas no fueron tan idílicas como al principio. Después del furor del casamiento y la luna de miel me encontré en otra realidad. Aunque no quería, todos los días, en algún momento me acordaba de vos...no sé, una palabra, un perfume, un chiste, un lugar...algo. Empecé a sentir culpa...no estaba bien y me sentía horrible. Fuí al psicologo y me aconsejó pasar mas tiempo con Mechi, tener proyectos, recordar por qué la había elegido. Me hizo bien por un tiempo y fué en ese momento cuando decidimos tener un hijo. Ella en un principio se opuso, dijo que todavía era temprano, que quería hacer muchas cosas antes de ser madre, que quería viajar pero yo insití, creía que era la respuesta a nuestros problemas y me equivoqué. Me equivoqué mal

El mozo nos sirvió nuestros platos y él hizo una pausa para tomar un sorbo de su gaseosa.

-Que pasó? por qué decís que te equivocaste? no era lo que deseabas?
-Si, pero era un deseo totalmente egoísta, un hijo no tiene que venir al mundo para sacarte la culpa, tiene que ser el fruto de algo mucho mas importante
-Si...es verdad...y?...
-La cuestión es que cuando Mechi perdió el embarazo en lugar de verla mal la vi como aliviada. Una noche, hablando del tema la conversación se fue a la mierda. Empezó a decirme que era mi culpa que ella hubiera tenido que pasar por eso, que no era lo que quería, que la había obligado y que no lo iba a hacer mas. Que ella decidía que hacer con su cuerpo y que cuando ella quisiera tener un hijo lo ibamos a estudiar
-A estudiar???
-Si...así me dijo...estaba enojadisima y yo me sentí un hijo de puta
-Vos? si fué ella la que te puteó...
-Si, pero en parte sentí que tenía razón, yo no puedo obligarla a hacer algo que no quiere y la verdad que ahora creo que igualmente mi busqueda de un hijo no era tan sana.

jueves, 15 de abril de 2010

Sopa de ideas

Hay algunos tipos de información que, de tan densos, tardan en llegar al cerebro.

"La mujer de Pablo está embarazada" repasé mentalmente con mi vista fija en una burda copia de un cuadro de Kandinsky.

La única palabra que pude articular fue: "Pero..."

No entendía, lo había sentido muy cerca, sabía físicamente que yo no era indiferente para él. No era lógico, por lo menos para mi forma de pensar.

Caro se empecinó en sacármelo de la cabeza. Me dijo todo lo que no me había dicho en todo ese tiempo, con palabras crudas, que dolieron y yo solamente asentía mirando al vacío, tratando que su claridad mental limpiara mis neuronas revueltas.

Después de, aproximadamente un mes de ese suceso, yo seguía tratando de armar el castillo que la nefasta noticia había demolido.
Me dí cuenta que ya no podía hablar con Caro de lo que me pasaba y era peor, porque una bola de ideas absurdas se iban arremolinando dentro mío sin poder salir al exterior.

Una noche mientras miraba una de esas películas románticas pochocleras sola no pude soportar mas la presión que ejercían mis locuras y decidí llamarlo.

Me dije a mi misma:

"No está mal que lo llames para saber como está"
"Él te aprecia, no puede tomar a mal que lo llames para saber de su vida y contarle de la tuya"

El teléfono sonó y sonó pero él no contestó.
Cuando desilusionada iba a volver a poner play en el DVD mi celular comenzó a titilar.

-Lu! me llamaste- oí su voz al otro lado de la línea
-Si! Pablo! como sabías que era yo?-dije nerviosa
-Le pedí tu número a Caro cuando nos vimos en la clínica
-Ah...estás ocupado?
-Ahora no...no podía contestar
-Disculpame....
-No! no te preocupes...pero contame, cómo estás?
-Bien, bah...que se yo, recuperandome
-Me hubiera gustado hablar con vos...
-Y porqué no me llamaste?- dije incrédula
-No sé...bah, sí sé...tu amiga me hizo entrar en razón y preferí dejar todo como estaba
-Caro? Caro te dijo que no me llamaras?
-No, no me dijo que no te llamara pero hablamos y me hizo entender que nada bueno podía salir de eso
-...
-...
-...
-Que pasa Lu? estás ahí?
-Si- dije con las lágrimas a punto de brotar de mis ojos
-Te pasa algo?
-Es que...- dije sin poder contener mi llanto- Caro me contó...sé que vas a tener un hijo...
-Ya no...
-Cómo?
-Lo perdió...no venía bien, estuvo...en reposo y unos días después lo perdió
-...
-...
-No sé qué decir- dije seria
-No te preocupes...es medio difícil y largo de contar. Te juro que nunca estuve tan confundido en mi vida
-Por qué?
-Uf...- dijo suspirando- estoy hecho un caos pero no estoy para hablarlo ahora
-Ok ok, entiendo- dije, aunque no entendía nada
-Me parece que hace mucho tiempo que nos debemos una charla
-Me encantaría- dije sin pensarlo dos veces
-Mañana al medio día?
-Si! obvio...dale- dije tratando de no parecer muy efusiva
-Ok, mañana entonces...te llamo antes de pasar a buscarte y así me decís la dirección
-Buenísimo, nos vemos
-Beso Lu...
-Beso

miércoles, 14 de abril de 2010

Cómo todo puede ser peor

Pablo no resultó ser un gran pronosticador y su frase "seguro no vas a tardar mucho" fué el hechizo mágico para que todo saliera al revés.

Después de algunos estudios me diagnosticaron apendicitis. De un momento al otro estaba entrando al quirófano.

Recuerdo cómo, en esa situación yo seguía pensando en él.

"Se habrá ido?"
"Sabrá que me van a operar?"
"Estará preocupado?"
"Tendré que llamarlo para contarle?"

Nada me preocupaba más que él.

Caro se ocupó de llamar a mi familia y organizar mis cosas por lo que no la volví a ver hasta pasado un rato largo

-Caro!- dije cuando la entrar por la puerta de mi habitación antes de que me llevaran para la operación- y Pablo???
-Ay Lu! pensé que me ibas a preguntar por tus papás o algo así y me preguntás por Pablo?
-Si! que pasó? se fué? sabe lo que me pasó?
-Le conté algo, me dijo que cualquier cosa lo llamara, que quería saber que había pasado pero que no se podía quedar...yo sabía que te ibas a ilusionar con ésto, no te parece que tendrías que aceptar de una vez que está casado?
-Pero Caro! vos lo viste...me iba a esperar, seguro quería hablar conmigo...ay como me duele!
-Bueno, cortala entonces, dejá de hablar que te dijo el medico que reposaras hasta que vinieran
-Cuando salga llamalo- dije apoyando de una vez mi cabeza en la almohada y respirando despacito para que no me doliera tanto
-Ok, después vemos...ahí vienen tus viejos.

La operación fué rápida, de rutina y en un lapso corto estaba otra vez en la habitación.
Estuve internada tres días y cada vez que entraba alguien por la puerta temblaba pensando que fuera él.

-Caro...lo llamaste?- le dije un día cuando me vino a visitar
-Todavía no...-
-Ay boluda! lo llamo yo! alcanzame el celu que no me puedo mover mucho
-No
-No?
-Lu...tengo que contarte algo pero prometeme que te vas a quedar tranquila
-Que pasa Caro?
-Te lo cuento solamente para que caigas de una vez y empieces a pensar en vos y en tu vida
-Ay Caro! no me asustes...que pasa? le pasó algo a Pablo?
-No, o sí...cuando entraste el otro día al consultorio y me quedé con él afuera me contó algo...Me dijo que te lo quería contar él pero mejor que terminemos con ésto ahora, vos sos mi amiga y no me lo puedo guardar más...mirá, estaba acá en la clínica porque vino a buscar una receta, pero para la mujer...está embarazada.

viernes, 9 de abril de 2010

Destino perseverante

Creía que ya lo había superado o por lo menos que estaba avanzando. Creía volver a tener mi vida en mis manos pero nada mas lejos de la realidad.

Saber que Pablo estaba tan cerca desestabilizaba todo lo que había construido. Por las noches me tiraba en mi sillón y mirando por el ventanal pensaba en él. Cada vez más, cada día más. Era torturante sentirlo, casi hasta percibir su energía.

Una idea perversa comenzó a aparecer en mi cabeza. Él debía saber. Tenía que, de alguna manera hacerme ver. Como un juego comencé a organizar mi plan, aunque pensaba que nunca lo iba a llevar a cabo. En realidad era algo muy infantil, quería un día, cruzarme con él como de casualidad y decirle que vivía cerca. Necesitaba que el también me sintiera por las noches y como un virus se le fuera instalando en su cabeza mi imagen. No quería estar sola con ese sentimiento.

Tratando de convencerme a mi misma de que no lo hacía a propósito empecé a pasar por la cuadra de su casa. No importaba a donde fuera o cual era mi recorrido, su calle era un paso obligado.
Sin darme cuenta no pude detenerme, empecé a salir sin necesidad de ello hasta que por último terminé sacando por las tardes mi auto para estacionarlo frente a su casa y verlo entrar o salir.
En todo ese tiempo nunca lo . Pasaron como dos meses de acecho cada vez mas continuo, empecé yendo dos veces por semana para terminar saliendo todos los días.

Hoy lo pienso y no lo puedo creer. No entiendo que duende malévolo se instaló en mi cabeza para hacer semejante estupidez.

-Lu, no podés seguir así...andá a un psicologo, no estás bien- me decía Caro cuando por las noches la llamaba para contarle el parte diario.

-Ay Caro! no es para tanto, es de chusma nomás- le decía restándole importancia.
No iba a parar hasta que me viera. No había otra manera.

La vida da tantas vueltas, es todo tan raro y sorprendente.
Aunque parezca mentira no fue de ésta manera cómo al fin me lo encontré.

Un sábado por la tarde me sentía mal. Tenía fiebre y mucho dolor de estómago. La llamé a Caro para que me acompañara a la clínica en taxi y en unos minutos estuvimos allí.
No estaba en mis mejores fachas. Me puse un jean y un buzo ,sin peinarme ni maquillarme.

Estábamos las dos paradas en la recepción esperando que nos atiendan cuando sentí su voz a mi lado.

-Lu...- me dijo despacito para que diera vuelta mi cara
-Pablo!!!!!- dije incrédula.

Creo que todo el cuerpo me empezó a temblar de los nervios. Tanto tiempo había esperado encontrármelo y en ese instante totalmente desarreglada y moribunda lo tenía frente a frente.

No sé como explicar la sensación que me invadió. Él a mi lado era todo lo que yo necesitaba. Su voz, sus ojos, su mirada, su cuerpo, su perfume. No había ningún hombre que pudiera compararse con él.

-Que te pasa, estás enferma?- me dijo sacándome del estado de ensueño en el que había caído.
-Msssi, me siento mal- dije cayendo a la realidad - ..."debe estar pensando que soy un escracho"... pensaba con vergüenza.

-Si, se siente mal pobre- dijo Caro entrando a la conversación, parecía que no nos habíamos dado cuenta que ella seguía ahí- y vos?
-No, yo vine a buscar una receta, tengo un amigo que trabaja acá y la necesitaba...-
-Ah!- dijimos las dos casi al unísono y todos nos quedamos callados en un instante tenso

En ese tiempo me llamaron y tuve que pasar al consultorio, atiné a saludarlo pero el me dijo:

-Andá tranquila, yo te espero acá, quiero saber como estás...-
-Pero....- dije sin entender
-Pero nada, dale andá que el medico te espera, seguro no vas a tardar mucho...dale!

Lo miré sonreí y pensé :

"si el destino se empecina en ponerlo en mi camino no pienso hacer nada para impedirlo, no voy a dejar que se vaya otra vez"

Me colgué

No sé por qué no escribí éstos días. Creo que necesitaba un descanso mental. Escribir me hace pensar mucho en toda mi situación amorosa y a veces me desgasta.

Ahora estoy mas tranquila, aparte mi socia se fue de vacaciones a Nueva York y ultimar todos los detalles para dejar todo cerrado antes que se vaya me quemó la cabeza.

No voy a dejarlos esperando saber si me vi con Pablo o no, voy a responder en este mismo momento.

Nos vimos.

Pero no voy a contar ahora que pasó, creo que tengo la historia un poco olvidada y sino sigo no voy a llegar nunca a éste momento.

El último post histórico fué éste, ponganse en tema que ya me pongo a escribir como sigue.